Mi conexión con las prácticas evaluativas en particular y las educativas en
general es intuitiva e impregnada por la inercia institucional. En este sentido
este curso me “ha iluminado” en el mejor de los sentidos, esto implica para mí
la disposición de una caja de herramientas, prácticas y conceptuales, que no estaba en las alternativas
consideradas al inscribirme.
La aplicación futura de ella como voluntad superadora de la dicotomía
teoría-práctica supongo que no será fácil, desde las restricciones
institucionales –a pesar de estar en un lugar más privilegiado como adjunto- ,
y las de recursos. Me pregunto a donde podremos llegar con la motivación de los
alumnos cuando su esquema de incentivos están tan moldeados por el resultadismo
cortoplacista: “…tan arraigadas en los docentes,
pero también en nuestros alumnos”, nos recuerda Lorena.
Desde el docente, cual debería ser la
naturaleza de nuestra iluminación: se me ocurre que distinta por nuestra
función en el modelo educativo, resultante de un proceso técnico-político que
diseña, construye, piensa y repiensa desde el lugar y la responsabilidad del
maestro. Como el arquitecto que nos regala un techo cálido, seguro y bello con
la conciencia de que lo hecho está allí, para que sus habitantes disfruten sin
la obligación de preguntar porque.
No me olvido entonces
la riqueza de la expresión de un gran pensador cuando alertaba sobre “el
optimismo de la voluntad y el pesimismo de la razón”.
Saludos
Enrique.
Hola Enrique!
ResponderEliminarEstoy repasando todos los blogs del curso. Me encuentro con estas palabras que trasuntan una esperanza pesarosa.
Dado el tiempo transcurrido ignoro si el significado con el que será leído, pero aún así, expreso mis deseos de alentarlo para que abra alguna ventana en todos los recortes a los que ciertamente, por repetidos y obligados, nos vamos acostumbrando.
Sus escritos son certeros y lúcidos... Si puedo ayudar para cambiar en algo su realidad docente, cuénteme como interlocutor. Uno nunca conoce la cosecha. Pero nada obtendrá si no se siembra.
Saludos cordiales
Jorge Apel (apeljor@gmail.com)