En el post previo “Mis
prácticas de evaluación” están citados aspectos que se involucran con esta
participación. El principal criterio es comprender y luego evaluar el grado de
conocimientos obtenido por los alumnos para lo cual se plantean exámenes clásicos:
selección simple, selección múltiple y preguntas de desarrollo sobre temas del
programa considerados relevantes. Los
aspectos operativos de la prueba y el valor relativo de cada uno de sus
componentes son conocidos por el curso antes del examen. La evaluación de
opciones es mecánica y su efectividad para medir y comprender otros aspectos
del aprendizaje sabemos es limitada. Las preguntas sobre las que pueden extenderse
no están planteadas en general para el desarrollo de facilidades de pensamiento
superior. Las pocas veces que lo he probado los resultados han sido pobres,
probablemente porque no tenía claro las posibilidades de estas prácticas. Adicionalmente,
con la idea de mejorar la evaluación se plantea alguna actividad dirigida a
construir un concepto más amplio del alumno: seleccionar de una lista una nota
de interés para comentar en clase y luego otro actor cuestiona o mejora la
intervención; los mismo con el algún video de los que se encuentran disponibles
en el sitio web del curso. Todas estas actividades se realizan con grupos que
se forman, en general, al inicio del curso ya que es el único esquema operativo
funcional a la relación alumnos/docente corriente. Las limitaciones de los
recursos afectados a estas prácticas no nos permite contar para todos los
alumnos con elementos suficientes para completar una evaluación mas amplia . Finalmente,
el conjunto de esos elementos, sumados a otros como asistencia, participación oportuna
en clase, conforman una apreciación más general de cada alumno, en grado
variable por las razones comentadas. La
construcción de ese “concepto” se efectúa a lo largo del curso y, para evitar o
disminuir un sesgo subjetivo, se aplica como una herramienta que define en el
margen el resultado final de la evaluación. En este sentido, se pierden
oportunidades para utilizar esquemas de evaluación más completos.
Hola, Enrique:
ResponderEliminarcomparto plenamente contigo la necesidad de "disminuir el sesgo subjetivo"; es un elemento que aparece constantemente, sobre todo en disciplinas en las que cuerpo y discurso se confrontan en el espacio áulico. No digo que sea una práctica extendida, pero cuando vemos asomar el conflicto, por lo general los parciales son evaluados por un docente de otro práctico y que no conoce al estudiante.
De todos modos, es una realidad que nunca contamos con los elementos suficientes para conocer los contextos que inciden en la producción de un examen, del mismo modo en que pocas veces se hacen públicos y aclaran los elementos de juicio que participan del proceso evaluativo.
Saludos,
Elina
Elina:
ResponderEliminarCreo que podríamos hablar mejor de gestionar lo subjetivo. Está allí, inevitable sobre todo cuando sospechamos de lo objetivo, del alcance pertinente de un tanto por ciento. Pretendemos contar con una herramienta más sutil para que confirme la evaluación objetiva. Pero la sutileza es delicada, requiere darle tiempo para que se consume. En este sentido la utilizo en los momentos terminales. Como si también sospechara de ella.
En fin, la evaluación como algo abierto a múltiples lecturas y aplicaciones.
Saludos y gracias por tu comentario